De mal en peor
Ahora estaba en territorio desconocido, estaba empezando la segunda noche, y acercándome a mi antiguo máximo de 220 km. Aquella noche fue mucho peor de lo que esperaba.
LluÃs se quedó conmigo hasta casi Cambridge. Cuando dejó la bici a Siscu, se dió cuenta de que habÃa estado en la bici durante unas 16 horas – no hace falta decir que estaba hecho polvo. Frank y Mark le habÃan comprado un pequeño plato de pasta, y LluÃs se tiró encima, y lo comió en pocos minutos allà fuera de la furgoneta.
Siscu y yo seguimos hacÃa la oscuridad. En Cambridge tuvimos visita de las hijas de Chris y Angela Mould, junto con sus maridos. Esta sorpresa nos animó a todos, y a mà me ayudo seguir algunos kilómetros más. Ahora estaba completamente agotada y mareada, y estaba luchando contra la desesperación que me invadÃa cuando pensaba sobre la larga y oscura noche que quedaba por delante. Frank me iba pasando los mensajes de ánimos que llegaron de amigos, familia y toda la gente que estaban apoyándome desde lejos – estos mensajes me ayudaron muchÃsimo en mantener la sonrisa de vez en cuando.
La noche fue demasiada larga y demasiado dura para poder describirlo aquà en las crónicas – tendréis que esperar al libro. Pero hay que decir que fue probablemente la peor que he pasado durante todo mi carrera como ultrafondista. Luchaba contra el mareo, el agotamiento y el sueño. Me dormà mientras corrÃa más veces que puedo recordar. Perdà el conocimiento de quien era, de donde estaba y del porque estaba corriendo por la noche. Todo esto mientras luchaba contra el cronometro, y veÃa que la posibilidad de llegar a tiempo se hacÃa menos probable con cada hora que pasaba… Cuando nada mas funcionaba, tenÃa Foodbank en mi cabeza y la importancia para ellos que llegara para el descanso del partido.
A unos de los avituallamientos durante la noche Vilaprat se puso corriendo a mi lado para decirme que nuestros amigos Quim y Fede de Lloret de Mar estaban en ese momento corriendo de Lloret a Tossa y volver, para apoyarme lo mejor posible desde lejos. Este regalo inesperado me ayudo mucho en mantener mi ánimo cuando lo necesitaba tanto.
El equipo también estaba luchando desesperadamente contra el cansancio y el frÃo. LluÃs estaba luchando para mantenerse despierto para poder estar a los avituallamientos y animarme lo máximo posible, mientras el frÃo invadÃa su cuerpo. Mark, que no habÃa dejado el volante durante todo el desafÃo aparte en los avituallamientos cuando salÃa para ayudar y animarme, se encontró congelado y durmiendo encima del volante cada vez que aparcaba la furgoneta.  A pesar de todo esto, no perdió su sonrisa ni una vez. Frank me acompañó casi toda la noche en bici. Igual que yo tuvo un gran problema luchando contra el sueño – muchas veces se quedó dormido mientras avanzaba en bici.
Fue una noche desesperada, tortuosa y peligrosa, y cuando por fin la primera luz del amanecer tocó el cielo, mis ánimos subieron un poco – habÃa superado la segunda noche! Tal vez podÃa subir mi ritmo un poco y posiblemente llegar a tiempo para el silbato del descanso del partido…
¡A Kilometrar!
En todo el dÃa habÃa comido un pequeño cake que habÃa comprado Frank, un trozo de pan que arranqué mientras cogia el isotónico y algunas galletas – vale! Casi todo el paquete del pobre Mark – Frank compró la pasta para la comida, pero no podÃa dejar a Alex tal y como estaba y Frank y Mark tenian trabajo de sobra con la ruta y tratar de dar noticias en el blog. Además Alex corria mucho a pesar de estar mal y cada parada, generalmente ella salia antes que yo, me tocaba pedalear fuerte para atraparla. Asà que, ya anocheciendo, cuando Frank me arrancó la bici de mis piernas – estaba enganchado al banquillo – me lancé sobre el plato de pasta, sin duda la mejor que he comido nunca, la devoré en cuestión de milisegundos. Creo que Alex alucinó bastante de ver como me lanzaba a devorar la pasta. Si alguien, en aquel momento, me hubiera intentado quitar MI pasta le hubiera mordido la yugular!
Si el dia antes pasamos frÃo por la noche esta fue mucho peor. Estabamos cansados y mal nutridos. Fue terrible! Creo que los que peor lo pasaron fueron Frank y Mark. Yo aproveché varias veces para correr con Alex, saliendo a buscarla un par de km de donde estaba la furgoneta y asà recuperaba la temperatura y me mantenÃa despierto. Pero Mark estaba en nuestro congelador con ruedas!
El sueño merece un capÃtulo entero del libro! Las alucinaciones, el peligro que supone quedarse dormido corriendo o en bici …
Aquà fuimos cuatro murciélagos fuera del infierno. Murciélagos congelados y dormidos!!!
Vaya noche la que pasasteis! Fede y yo, des de la distancia, corrÃamos para ayudar pero ni intuÃamos lo mal que lo estabais pasando! buff que grandes que sois!!!
Lo se pero ayudasteis mucho! Y no sabeÃs todavà lo mal que lo pasamos – eso saldra en la version lierario! Un beso y con ganas de veros mañana!
Si, fue muy duro para todo el equipo … pero en haberlo superado, nos hemos quedado todos mas fuertes!