Allí en el pequeño pueblo de Caussiniojouls cerca de Béziers, al bajar del coche, se desaparecieron los 30 años desde cuando vi mi amiga Elena la última vez. Evidentemente casi todo era diferente, pero la esencia era la misma. Retomamos nuestra amistado donde lo habíamos dejado, y esta vez tuvimos el lujo añadido de poder conocer por primera vez nuestras familias.

Siscu, Vito, Sheela y yo lo pasamos la mar de bien allí con esa familia preciosa. Risas, cariño y comida estaba abundante allí al lado del Parc Nacional des Cévennes. La naturaleza nos llamó desde el primer momento, y disfrutamos tanto de kilometrar, como de pasear junto con los perros por las viñas y el bosque montañoso. Volvimos Siscu y yo llenos de corazón, de alma y de estomago (y yo con unos 5 recetas nuevas para añadir a mi repertorio!). ¿Y los perros? Ellos no querían marchares de allí – es tan simple.

Esta mañana di los buenos días al lunes lista para afrontar de nuevo los capítulos, los traducciones y los redacciones. Un cambio de aire y de paisaje siempre nos ayuda en recargar las pilas, pero cuando eso se junta con el placer de compartir con amigos – pues entonces se multiplica por diez!
¡A Kilometrar!

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