Archivo de 06/08/2012
Entrevista en Catalunya Radio con Adam Martín
Siscu y yo pasamos el sábado con nustros gran amigos Santi y Susi, cantando karaoke. Si si, se que esta tema es bastante diferente de el de las últimas entradas, pero la vida no es solo deporte!
Como podeís adivinar, soy ultrafondista del karaoke también…disfruté de todos mis canciones favoritos de los años 80. No se si los vecinos lo han disfrutado tanto como yo, pero de vez en cuando esta bien dejarte reir y cantar y no pensar en qué van a pensar los vecinos…
El domingo fue un día bastante difrenete, mas cerebral que el sábado, pero un placer igual. Tuve entrevista con Adam Martín en Catalunya radio en su programa de los fines de semana, “El suplement d’estiu”.
Fue un gran placer como siempre estar en Catalunya Radio con Adam, y mas aun poder compartir de mis experiencias y filosofías con todos los oyentes.
Puedes escuchar el podcast de la entrevista aqui:
Podcast entrevista Alex y Adam Martín Catalunya Radio
…Be Excellent y …a kilometrar!
El último capítulo: Dentro del guarida del león y la bienvenida de Millwall
Después de por fin terminar y colgar la crónica de las 24 horas ayer, y después de un entreno maravilloso por las alturas del Maresme esta mañana con Fede, Quim y Cris, estoy recuperada psicológicamente y ya puedo seguir escribiendo con regularidad.
Las 24 horas fueron espantosas de verdad y las crónicas no les describen suficiente, pero un relato de verdad en detalle vendrá un día en forma de un libro de los desafíos “cortos”. Pero el hecho de poder escribir al menos lo que hice ayer era como una catarsis – y por fin he recuperado las ganas de escribir y mi inspiración. He podido escribir el articulo del mes para mi otra web – www.alexlivingexcellence.com, una web dedicada a mis charlas motivacionales, y mis conferencias ejecutivos y deportivos. Ahora tengo ganas de lanzarme de nuevo aquí al blog y de empezar mi próximo libro. Pero antes de empezar con nuevos ideas, filosofías, y temas de kilometrar y de la vida en general, queda el último paso de las 24 horas – mi llegada a Millwall. Dicho llegada fue la única parte del reto que me ha dejado de verdad llena de emociones positivos. Las pistas me dejaron unas recuerdas de lucha y amistad preciosas, pero me han dejado un sabor tan doloroso que todavía no puedo pensar en la experiencia con mucho cariño – solo de la gente que tenía allí. Pero el Millwall F.C. es otra tema.
Ya sabía que la llegada allí iba a ser calida y alegre pero no me esperaba la bienvenida tan increíble como fue en realidad. Millwall es un club de fútbol con historia. Se fundó en el año 1885 – y aunque ha cambiado sitio 3 veces, ha mantenido su nombre. Desde el año 1993 el estadio de Millwall F.C. que se llama “The Den” esta situado en South Bermondsey en Londres. Millwall es un club muy unido, y eso se veía con la manera que me dieron la bienvenida.
Llegué en un estado bastante mal – ya que después de acabar las 24 horas bajaron mis defensas físicas y mentales. Llegué fuera del Den llorando sin poder parar durante media hora – había vaciado todos mis fuentes de fuerza y estaba mas débil que he estado nunca en un desafío. Pues allí se cuidaron de mi con todo su personal para asegurar que estaba en condiciones para salir al campo. Aunque llegando allí dudaba de verdad de que iba a ser capaz de salir corriendo y aguantarme de pie, después de unos 20 minutos allí me sentí mas fuerte.
Saqué la última gota de fuerza que tenía dentro y cuando los jugadores salieron del campo al descanso en el partido de Millwall contra Leicester City, y me dieron el señal, salí volando del túnel.
El comentarista estaba contando al publico lo que justo había hecho, y explicaron que estaba recaudando fondos para Foodbank UK. En verme el publico empezó a aplaudir y aclamar de voz altísima. Cuando pasaba por en frente de las gradas donde estaban los fans mas fieles, el volumen del aclamación subió a un rugido fuerte – entendi el logo y el apodo del club “Los leones” allí en el campo. La mascota del club, Zampa el Leon se puso detrás de mi cuando empecé el esprint final hacia la cinta de mi llegada.
Cruzando la meta allí envuelta de tanto animo, tanto cariño y tanto apoyo, del club, de mi familia y de mi equipo, después de la experiencia tan horrible que había vivido en Cristal Palace, me dejo sin respira, sin palabras y llena de alegría interno. Me cogió una satisfacción profunda pero dolorida de haber superada todo lo que había pasado, una satisfacción agotada.
No se como encontré mi voz para las entrevistas, pero lo hice, después intercambié camisetas con el director de Millwall, Andy Ambler andtes de hacer las fotos oficiales.
La experiencia allí en el Den a Millwall fue todo un honor increíble para mi. Estaba encantada poder compartir esa experiencia – mas aun porque dudaba durante muchas horas de que iba a poder entrar a la guarida del león y vivir su rugido desde cerca.
Fue un final de reto impresionante y muy emocional.
¡A Kilometrar!
Las Crónicas de las 24 horas Nº 4 – de 6 a 24 horas
Esta entrada debía haberse escrito hacía mucho tiempo. Podría culpar solo las limitaciones del tiempo (estaba inundada con trabajo antes de irnos para nuestros 12 días de vacaciones en mayo, que estaban seguidos por el Running Camp y después mucho trabajo intenso), que estaría la verdad hasta un punto, pero estaría omitiendo un factor importante que me ha estado frenando. Estaba tan agotada físicamente y psicológicamente después de las 24 horas que creo que estaba incapaz de afrontar escribir sobre la experiencia. Todavía no quiero hacerlo, pero tanto el desafío mismo como las personas que estaban involucrados en ello lo merecen. Pues a por ello…
De hora 6 hasta 12 sabía que estaba extremadamente cansada pero que todavía tenía la fuerza para poder mantener un paso que me dejaría batir mi record. Luchaba para mantener un ritmo razonable, porque mi energía se estaba agotando con cada hora que pasaba, y luchaba también para poder controlar mi ritmo. En algún momento Chris llegó para acompañarme y intentaba marcar un ritmo, pero pronto me di cuenta que estaba reventada. Cuando estaba cerca de las 12 horas tome la decisión de simplemente seguir corriendo a cualquier paso podía mantener. Deje de controlar mi ritmo. De vez en cuando preguntaba a Jamie de cronometrar una vuelta – al menos es lo que creo que le preguntaba – después de haber logrado las 12 horas estaba tan cansada que mi memoria dejo de gravar todo bien.
He corrido retos mas fuertes hablando de la distancia, retos mas duros y logísticamente mas complicados, pero nunca he corrido por tantas horas al borde de mis capacidades. En algún momento durante la noche, sabiendo ya que estaba muy improbable que iba a poder batir mi récord, decidí simplemente hacer lo mejor que podía – lograr mi potencial máxima teniendo en cuenta mi condición en ese momento.
Dejé de lamentar en hecho que no podía medir mi velocidad, dejé de machacarme por haber corrido demasiado rápido, y dejé de centrarme en el hecho de que me sentía muy sola y de que a partir de las 21:00 había empezado lluvia continua y un viento fuerte. Dejé todo esto y me centré solo en dar me mejor esfuerzo.
La noche se hizo larga y desesperada – tenía nauseas, estaba mojada, agotada y abatida – pero seguía corriendo. Una de las únicas recuerdas calidas fue de un zorro que entro el estadio de Cristal Palace, y después de dar vueltas durante media hora, subió encima de los colchones de salta de alturas y empezó a revolcarse antes de relajarse. Me miraba mientras corría. Se quedó allí durante una hora mas o menos y su compañía se me iluminó las horas mas deprimentes.
No recuerdo exactamente cuando llegaron Quim y Fede – y aunque cada hora que pasaba me llegaba a un punto mas desesperado – sus presencias iban a marcar lo que han quedado como unas de las únicas buenas recuerdas que tengo del reto. De hecho, junto con el Zorro, el apoyo continuo de Frank, la presencia de Quim, Fede y el equipo, junto con la llegada a Millwall son lo que dan este reto un sitio especial en mi corazón. Nunca me ha dejado un reto con tantas sensaciones negativas.
Todo mi equipo necesita un mención especial, y como siempre Frank se destaca con su apoyo total desde el principio hasta el final – no durmió ni un momento y estaba siempre arriba en el palco de prensa subiendo noticias a la web, preparando comida para mi, o estaba a bajo en la pista apoyándome. Fede y Quim necesiten una mención especial porque los dos vinieron de Lloret a Londres para apoyarme (y de hacer un poco de turismo previo del reto) en todo lo que podían. No tenían idea de lo que les esperaba, o del cansados que iban a estar después de todo.
Previo de las 24 horas éramos amigos, evidentemente, como eligieron venir a Londres, pero allí en los 400 metros de la pista durante la noche y en las primeras horas del día, sellamos esta amista. Hay algo de cuando compartes agotamiento, sufrimiento y el hecho de superarlo todo que se une a loas personas. No puedo ni empezar a escribir sobre todos los puntos bajos, altos, las lagrimas y las risas que compartimos allí en la pista – esto será para otro momento – pero si que puedo decir que aunque fue unas de las experiencias peores que he tenido que aguantar, incluyó unas de las mejores experiencia s de amistad que he vivido.
Recuerdo poco de la segunda mitad de las 24 horas – esas 12 horas se alargaban delante de mí pintada con dolor y desesperación, y aunque cada hora que pasaba me llevaba más cerca de la línea de meta, parecía que las horas se hacían mas largas mientras cambiaban los números del reloj gigante. Yo simplemente seguía dando vueltas a la pista, en unos momentos, sin duda, bajando mi ritmo casi a un ritmo de andar, y en otros arrastrándome con alguna muestra de dignidad. La guardia nocturna me animaba desde debajo de sus muchas capas de ropa, igual que las dos hermanas del cronometraje desde la entrada de su tienda – ellas también estaban abrigadas contra la noche congelada y mojada. Y del equipo, siempre había al menos uno pobre a parte de Frank – Jaime pasó horas acurrucado debajo de unas cuatro capas de ropa, solo se veía su sonrisa mientras me animaba cada vez que le pasé.
Fede y Quim alternaban en acompañarme – cuando se daban cuenta de la reventada que estaba, aseguraron no dejarme ni un minuto sola. Tenía mi lista de canciones de los años 80 que tocaban en mi iPod, pero estaba conciente de la presencia de ellos dos, y de su parloteo constante. Casi no hablaba, pero eso no les disuadían ni al uno ni al otro. Ambos seguían charlando mientras corrían a mi lado. No tengo idea desde donde sacaron tanta conversación unilateral, pero me ayudaba seguir corriendo la mayoría del tiempo. Cuando no funcionaba, dejaba que la música me llevaba, y de vez en cuando me echaba a cantar entre dientes al ritmo de la música.
Mirando atrás puedo ver que era una situación cómica, pero en realidad era cualquier cosa menos divertido. Todavía me queda como un recuerdo doloroso y desesperado – uno que no tengo ningún deseo volver a visitar otra vez.
Un amanecer frío y mojado llegó por fin, pero el final parecía todavía muy lejos. Seguía luchando, dando cada gota que tenía de mi fuerza física y mental, sabiendo que tenía pocas posibilidades de poder batir mi récord, pero después de haber tomado la decisión de dar mi mejor esfuerzo, no podía dar menos de mi. Sabía que si bajaba mas mi ritmo, o si empezaba a andar, no estría contenta conmigo misma si no podía batir mi record. No obstante, si después de haber dado mi mejor esfuerzo, no estaría capaz de batir los 184 km, iba a estar triste pero no desilusionada conmigo misma. Iba a saber que no hubiera podido hacer mejor ese día concreto.
Era mas frustrante aun sabiendo que tendría que haber podido batir el record con bastante facilidad – pero eso es lo que caracteriza un desafío – nunca sabes lo que te puede pasar. Tienes que estar lista para dar todo independientemente de las circunstancias, y sin importar lo improbable parece un resultado positivo.
Y eso es exactamente lo que hice, con el ayuda de Frank, Fede, Quim y el resto del equipo. Cuando Quim no podía correr mas (en total corrió un maratón entero), el dejó a Fede conmigo, y subió al palco de prensa y conectó el micro. Desde ese momento, Fede corrió a mi lado, y Quim calculaba nuestro velocidad, mientras mantenía un comentario continuo en Español sobre como íbamos. A pesar del hecho que sabía que las probabilidades de un nuevo récord mío era improbable, ya quei condición era pésima, ellos dos decidieron ayudarme conseguir mi reto. Sin ellos no lo hubiera conseguido – nunca ha tenido que decir eso pero este vez es la verdad. Hubiera terminado, pero no hubiera podido correr mas de 184 km.
Estaba en una condición tan fatal que era imposible para mi mantener un ritmo constante – lo hizo Fede para mi, marcando un ritmo mientras Quim con sus controles de paso aseguraba que no lo cambiábamos. Hicieron un plan para las 4 o 5 horas que quedaban, y me informaron que durante esas horas tenía que seguir corriendo sin parar, con solo dos paradas para el lavabo, de 2 minutos máximo para cada parada, si quería conseguir mi objetivo. Tenía que seguir Fede y mantener su ritmo. No recuerdo mas que las vueltas interminables – intente todos los trucos mentales que tengo para ayudarme escapar del dolor, el agotamiento y la nausea, pero nada funcionaba. Simplemente seguí arrastrándome detrás de Fede, mientras le molestaba constantemente diciéndole de no correr demasiado rápido, que no aguantaba mas velocidad, pero a la vez de no correr demasiado lento porque quería batir mi record…Pobre Fede! Mark y el resto del equipo ayudaban en todo lo que podían. Lograron comparar geles – ya que no había podido comer nada casi desde las 12 horas, y no tenía mas energía. Fede controlaba mi consumición de geles y Quim empezaba la cuenta atrás de las vueltas y sumaba los kms. Mi mundo se encogió a esos 400 metros de pista, Fede a mi lado, la voz de Quim resonando cada pocos minutos, con Frank y el equipo pasando geles y agua a Fede, y animándome cada vez que pasaba la mesa del avituallamiento. Con las horas que se marcaban en el reloj gigante al lado de la tienda del cronometraje, paró la lluvia y salió el sol, y poco a poco mas gente empezaban a llegar. Eamonn Canning, un amigo de mi escuela llegó y se quedó un rato animándome, Chris llegó igual que Con (el se había quedado lejos sabiendo que estaba mal, y pensando que igual su presencia me iba a perjudicar, hacerme mas débil), y al final llegó Daphni, una gran amiga de mi madre.
No tengo idea de cómo conseguí superar los kilometraos y las horas, pero por fin la cuenta atrás de verdad empezó – había llegado a la ultima hora. Con solo 45 minutos hasta el final, podía por fin ver el final de mi dura prueba. Rompí el tiempo que quedaba en bloques de 15 minutos, igual que había hecho durante horas, pero ahora sabía que pronto iba a estar acabado, y si podía seguir luchando un poco mas, iba a batir mi record.
Llegó otro corredor – Tony Morrisson – el y su amigo habían venido desde Newcastle para compartir unos kms. Tony ha corrido varios retos también de menos kms pero el con una nevera en su espalda (si una nevera!), pero estaba sorprendido al ver la lucha que estaba haciendo. Recuerdo que decía que lo que veía allí le estaba enseñando de verdad que duro puede ser el ultrafondo.
En este punto Quim dejo el palco para correr los ultimos kms con nosotros antes que batí mi récord, y así íbamos los cuatro, uno pegado al otro, los chicos protegiéndome del viento. Sabía que había batido mi record cuando de repente Quim y Fede no estaban allí después de haber pasado la línea de cronometraje unas de las veces – el segundo que había batido mi record pararon los dos. Estaban los dos reventados – Fede había corrido unos 12 horas en total. Miré hacía atrás y tenia que reír al verles – aunque no se desde donde encontré las risas. Aunque sabía que había batido mi record, estaba demasiada agotada para sentir un subidón.
Seguí luchando al lado de Tony dando vueltas a la pista hasta que Frank me dijo que solo tenía una vuelta mas. No podía ni esprintar la última vuelta. Siempre he podido hacer llegadas bastante espectaculares – pero no ese día. Era lo máximo que podía hacer de seguir poniendo un pie delante del otro hasta que me arrastré por fin a pasar la linea de meta y me pararon ellos. Me caí a la pista llorando. Había acabado, había dado todo lo que tenía dentro de mi, y había conseguido mi objetivo – bati mi record corriendo 188 km y algo. Estaba encantada pero completamente agotada, mas que cualquier otra vez.