Archivo de 31/10/2011
Una bienvenida cálida en la sala de los directivos
Mientras guiaron a mi equipo, mi hermano Constantine, y los representantes del Trussell Trust y Foodbank al estadio para poder ver la segunda pare del partido, Chloe Turner llevĂł a Frank y a mi al otro lado de la calle para que me podĂa hacer una ducha muy necesaria.
Aunque habĂa esperado que iba estar duchada y lista en solo unos minutos, para poder ver algo del partido, no era tan sencillo – cada momento para mi era lentĂsimo. Solo desenredarme el nido de mi pelo necesitaba unos 10 minutos. Cuando por fin estaba duchada y vestida en ropa limpia y caliente, y me habĂa arrastrado de nuevo hasta el estadio, ya no quedaba mas de unos minutos del partido. Desde fuera oĂmos la alegrĂa del pĂşblico con la victoria de los Canaries.
Nos reunimos de nuevo con nuestro grupo, y nos llevaron a la sala de los directivos para la celebración después del partido. Al entrar, todos empezaron a aplaudir de nuevo – una segunda bienvenida!
Antes me habĂa preguntado como iba a poder superar una hora y media de pie en la sala charlando con la gente – pues no tenia que haber estado preocupada de nada. La recepciĂłn tan cálida me asegurĂł suficiente energĂa, fuerza y animo para mantener me hasta mas tarde – no sentĂ nada del agotamiento que luego me vino.
La querida ecritora, cocinera y presentadora Delia Smith vino inmediatamente para felicitarme. Después de charlar un rato con ella le presentó con un ejemplar de mi libro “La sonrisa del ultrafondo”, y estaba muy sorprendida y contenta cuando ella también me presentó con su último libro: Feliz Navidad con Delia (estaba mas contenta aun cuando vi que hay un capitulo dedicado a recetas navideñas para vegetarianos!).
TambiĂ©n tenĂa un libro para David McNally, y despuĂ©s de presentarselo, me quedĂ© charlando durante un buen rato con el, su mujer, su hija y mi hermano.
La compañĂa, el hecho de que habĂa conseguido este reto, y la compañĂa estupenda, mantenĂa mi energĂa alta, y antes de que lo esperaba, era tiempo para presentar a Grant de Foodbank de Norwich la carta del alcalde de Salisbury y la simbĂłlica bolsa de tĂ© que habĂa llevado en la mochila.
HabĂa sido una manera perfecta para acabar la llegada de este, tal vez el desafĂo mas duro que he hecho de momento. Mientras Frank, LluĂs, Mark y yo Ăbamos lentamente hacĂa nuestro hotel, despuĂ©s de habernos despedido de los demás, estabamos agotados, pero llenos de risas, estupendas memorias y increĂbles experiencias. HabĂa sido una experiencia de equipo desde la salida hasta la meta, y nos sentimos mas unidos aun, si era posible de cĂłmo estábamos antes de salir tres dĂas antes.
¡Feliz Halloween para todos y…A Kilometrar!
El silbato del descanso a Carrow Road
Y asĂ despuĂ©s de una parada rápido en el Norwich Foodbank, me encontrĂ© arrastrándome fuera del estadio de los Canaries en Carrow Road. Estaba congelada a pesar del dĂa fabuloso, y al principio casi no podĂa hacer trabajar mis piernas. Pero despuĂ©s de unos minutos de ida y vuelta en el sol, empecĂ© a calentar de nuevo – mis agotados mĂşsculos y articulaciones empezaron a moverse mejor de nuevo. Chloe Turner de NCFC me dio la bienvenida y junto con Mark se pusieron a la puerta esperando la orden para entrar.
Frank y LluĂs habĂan entrado desde la puerta de los directivos – Mark y Chloe iban a entrar por la misma entrada que yo.
Vi a mi hermano Constantine saliendo del estadio para ir hacĂa la puerta de los directivos, y me tirĂ© encima de Ă©l para un abrazo fuerte.
Antes de darme cuanta estaba dentro del estadio, Chloe habĂa organizado una fila de gente del club para hacerme un pasillo protegido del pĂşblico, y el silbato sonĂł.
No entrarĂ© en cada detalle de lo que veĂa, de mis sensaciones, de los sonidos…eso será para el libro, pero es suficiente decir que saliendo al campo es un momento que nunca olvidarĂ©.
Mientras subĂa el largo del campo, oĂa la voz del speaker y el pĂşblico empezĂł a aplaudir. Cuando ya habĂa girado a la izquierda y habĂa pasado en frente de la porterĂa y girĂ© otra vez a la izquierda para correr hacĂa el centro del campo, el pĂşblico empezĂł una ovaciĂłn que iba creciendo hasta su cima cuando con un salto rompĂ la cinta de la meta. El momento que habĂa estado soñando durante todo el reto habĂa llegado, y era mejor de lo que habĂa imaginado.
El hecho de que el desafĂo hubiera sido mucho más duro de lo esperado, hizo que esos minutos fueran aun más increĂbles y mágicos. Constantine me envolviĂł en un abrazo y pronto estuve rodeada de David McNally director del club, la gente de Foodbank y mi equipo. El equipo y yo sabĂamos que allĂ en la pista no era el momento para celebrar juntos – hubo poco tiempo. Nuestra celebraciĂłn vendrĂa despuĂ©s.
Pasé flotando por las entrevistas, el intercambio de camisetas oficiales con David McNally y por las fotos.
Sin casi darme cuenta con un ovación final, mi hermano me cogió y nos guiaron fuera del campo – todos muy animados.
Fue breve la llegada, pero se quedará por siempre grabado en mi memoria y en mi corazĂłn – no vives estos momentos cada dĂa, y menos aun despuĂ©s de tantas horas de lucha terrible.
Este lunes y martes escribiré sobre la celebración en la sala de los directivos junto con la autora y cocinera Delia Smith, y de mis impresiones después del reto, y el miércoles colgare el video reportaje estupendo.
Esta noche una super cena con Quim, Fede y sus parejas – buen fin de semana para todos!
¡A Kilometrar!
Corriendo contra el reloj
DespuĂ©s de haber sobrevivido a la noche tan infernal, empecĂ© a hablar con LluĂs sobre la posibilidad de poder llegar a tiempo o no en el estadio en Carrow Road para el descanso del partido. SabĂa que podĂa llegar a Norwich, pero despuĂ©s de tantos problemas y el hecho de que habĂa corrido por la noche a un paso increĂblemente lento, temĂa que a lo mejor no iba a llegar a la hora prevista. Él me asegurĂł de que si conseguĂa subir mi ritmo y mantenerlo los 50 km más que quedaban para cumplir los 315 km, iba a poder llegar a tiempo.
Pero querĂa más aun – querĂa llegar un poco antes para poder evitar el estrĂ©s tremendo de no saber si llegarĂa o no. LluĂs me dijo a quĂ© ritmo tenĂa que kilometrar – un ritmo que bajo circunstancias normales serĂa muy relajado, pero con la agotada que estaba me parecĂa muy fuerte.
A pesar de esto, busquĂ© dentro de mĂ, y encontrĂ© la fuerza que necesitaba – hice lo que intento hacer siempre – intentĂ© hacer lo mejor que puedo. EncontrĂ© mi excelencia personal. Mientras fuera capaz de correr más fuerte lo iba a hacer, no importaba lo agotada que estuviera, ni del dolor que sintiera. SubĂ mi ritmo y luchĂ© por mantenerlo.
Las prĂłximas horas, mientras la gente que me seguĂan por Internet decĂan que ya lo habĂa conseguido, que era pan comido, eran momentos durĂsimos para mĂ. Kilometraba por la A11 una autovĂa bastante peligrosa, con LluĂs detrás de mĂ animándome lo máximo posible. Luchaba todo el tiempo para mantener el ritmo, con mi ojo constantemente en mi reloj, controlando mi velocidad. Fue una lucha que siguiĂł desde el amanecer hasta pasado medio dĂa – y no tuvo ni un momento de alivio. Si hubiese bajado mi ritmo, me hubiese arriesgado de no llegar a tiempo.
Los detalles estarán en el libro, pero hay que decir aquĂ que el largo camino hasta Norwich acabĂł igual que habĂa empezado y sido durante todo el reto – como un verdadero ejemplo de trabajo en equipo. La policĂa nos dio permiso para que la furgoneta me siguiera a mi velocidad, por temas de seguridad, asĂ que durante los Ăşltimos 30 km Mark tuvo que conducir a unos 7 kilĂłmetros por hora con su pie cerca del freno para poder parar cada vez que paraba yo.
Durante los últimos 17 km, subà mi ritmo más aun y empecé a correr fuerte. Fue la cabeza conduciendo el cuerpo, kilometraba sin pensar en el dolor o el agotamiento, solo en llegar lo antes posible. Solo bajaba mi ritmo cuando golpes de mareo amenazaban a hundirme.
Frank estaba ya en la bici, y se habĂa animado mucho al verme hacer este cambio de mi chip. El me ha visto haciendo esto en varios retos, sacando una fuerza escondida hacĂa el final, y habĂa esperado que lo harĂa tambiĂ©n esta vez. Yo corrĂ esforzándome al máximo, la mĂşsica a tope, con Frank detrás de mĂ cantando, chillando y animándome contra el ruido de tráfico.
La gente pasando en los coches tambiĂ©n me animaba, parece que ya habĂan escuchado algo del desafĂo. Cada apoyo me ayudaba un poco más.
La ruta saliĂł bastante más larga del previsto, y el equipo habĂa decidido pararme cuando llegara a los 315km, para no hacerme correr más de lo que pedĂa el desafĂo oficial.
AsĂ que allĂ en las afueras de Norwich, hice mi primera llegada, celebrado en equipo con el tráfico pasándonos por la carretera. Lo habĂa conseguido! Junto con Frank, Mark y LluĂs habĂa completado mis 315 km y todavĂa tenĂa suficiente tiempo para llegar al Foodbank de Norwich y de allĂ ir al estadio…